Marianella Salazar / El Nacional
Nicolás Maduro, desesperado porque el poder se le esfuma entre la humareda tóxica de los gases lacrimógenos que a mansalva lanza contra el pueblo, no halla qué más inventar; en su empeño por terminar de disolver la Asamblea Nacional se radicaliza, quema sus últimos cartuchos y consuma su autogolpe de Estado al convocar la trampajaula de una asamblea nacional constituyente comunal, cuyos asambleístas serían designados por unas comunas que ni siquiera existen en la Constitución, lo que constituye de por sí un tremendo fraude y un gran atropello frente a la disidencia que representa más de un apabullante 80% y que exige la salida de Maduro, frente a 17% del chavismo. Quién puede creer a estas alturas que esos constituyentes comunales actuarán libremente, cuando esos acólitos estarán allí para seguir órdenes. Maduro está obligado a convocar a un referendo consultivo para preguntarles a los venezolanos si desean realizar esa constituyente tramposa. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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