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sábado, 27 de junio de 2015

Y le arrancaron el cabello. Por José Domingo Blanco (Mingo)


Por José Domingo Blanco / El Nacional

Araminta, dentro de pocos días, cumplirá un año en prisión. No ha cometido ningún delito, ni tampoco existen pruebas en su contra. Solo el testimonio de unos “patriotas cooperantes” quienes la convirtieron en el blanco de su ira. Bastó el testimonio de estos sapos para armarle un expediente y fabricarle un prontuario. Porque Amarinta González, huérfana de padres, es químico de profesión. Los años de experiencia los obtuvo gracias a su trabajo en la industria farmacéutica. Pero, su carrera, ser químico, saber química, fue su condena. Según sus delatores ella, en su casa, hacía explosivos. Unos explosivos que jamás fueron hallados y que, por tanto, nunca han podido ser detonados; pero, por los que actualmente se le juzga. La incriminan, la acusan, la encierran… la humillan, la golpean, la torturan. Y sin embargo, por más que ella intente explicar, una y otra vez, que no tiene nada que confesar, porque no es culpable, ni desestabilizadora, ni forma parte de ninguna agrupación golpista organizada para tumbar a Maduro, sigue allí, en el INOF, sin audiencia preliminar, sin juicio, sin esperanzas. Araminta es una víctima: el ejemplo de lo que puede pasar cuando el fanatismo de unos patriotas cooperantes se impone para aplicar su justicia. Dentro de pocos días cumplirá un año recluida en el INOF. Y los pocos que la han visto temen que no estemos haciendo lo suficiente para salvarla. CLIC AQUI para seguir leyendo...


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