AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ | EL UNIVERSAL
Estoy por creer que muchos de los críticos de mi artículo anterior (¡Fuera Maduro por colombiche!) limitaron su lectura al título.
Sólo así se puede explicar que se haya dicho que la finalidad del escrito era ofender a los colombianos endilgándoles un adjetivo despectivo, grosero y burlón. Para estos amigos y con la intención de ubicar y profundizar el debate van los elementos que siguen.
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