Marianella Salazar / El Nacional
El fin del lodazal autoritario está próximo, y me temo que “nuestros” felones no podrán escaparse de la furia incontenible de un pueblo harto y decepcionado. Basta hacer un recorrido por la historia para saber cómo terminaron los tiranos: en el mejor de los casos, sentados en el banquillo de los acusados ante una corte internacional. En Venezuela, a la salida del dictador Marcos Pérez Jiménez, no solo sus propiedades fueron saqueadas y confiscadas, sino las de casi todos sus funcionarios y colaboradores. Hay registros audiovisuales de lo que fue aquella reacción incontenible del pueblo en las calles. Al término de un período de odio siempre aparecen los pases de factura. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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