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domingo, 12 de abril de 2015

Una de las mujeres más poderosas del mundo. Por Moisés Naím


Moisés Naím / @moisesnaim

Durante los años noventa se puso de moda el Consenso de Washington, una síntesis de las opiniones que compartían los gurús económicos más influyentes de Washington, en particular los del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Gobierno estadounidense. El Consenso prescribía las medidas que debían tomar los gobiernos para que sus economías prosperaran. Muchos países adoptaron la fórmula (o, al menos, anunciaron que seguirían esa dieta): libre comercio e inversiones, prudencia fiscal, privatizaciones, etcétera. Pero llegaron las crisis financieras: México, Rusia, Brasil, Tailandia y muchas otras. ¿El culpable? el Consenso de Washington. Así, los mismos políticos que antes lo encomiaban se transformaron en feroces críticos. Años después, la crisis económica de 2008 contribuyó a desprestigiar aún más cualquier idea emanada de Washington (o aprobada por Washington). Además, en este mundo lleno de fracturas políticas, los consensos se han convertido en una especie en peligro de extinción. CLIC AQUI para seguir leyendo...


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