Se sabe que el lenguaje establece e indica los límites del universo intelectual de cada ser humano
CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
En la medida que la democracia se quebró en Venezuela y el espacio de los partidos democráticos lo tomaron movimientos de izquierda dura y la antipolítica, el lenguaje comenzó a ser lupanario, escatológico. Se execró el diálogo, desapareció el debate y sobrevino el ultraje. Escuálidos, blanquitos, pitiyanquis, terroristas, apátridas, excrementos pasan a ser términos normales. Es el tratamiento que dan esos sujetos políticos a sus oponentes y lacera la atmósfera cultural. La violencia en el trato, el mazazo en la cabeza, la violación en la cueva son características de la barbarie que regresa con los revolucionarios y deshace el sutil tejido de la civilización. Cuando ellos inician sus caminos al poder, se creen representar a los condenados de la tierra y conductores de sus luchas a la redención. Se autocomprendían representantes del bien, la justicia, la igualdad, la generosidad. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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