GUILLERMO GARCÍA N. | EL UNIVERSAL
Hasta el 18 de febrero de 1983, día que se conoce como Viernes Negro, se había mantenido oficialmente la estabilidad cambiaria y confianza que había caracterizado al bolívar desde la segunda década del siglo XX, la última cotización de libre convertibilidad con respecto al dólar con valor fijo de cambio de Bs. 4,30. El gobierno de Luis Herrera Campins adoptó entonces un control de cambio administrado por la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales (Recadi). En ese período se establecieron dos tipos de cambios preferenciales, VEB 4,3/US$ y VEB 6,0/US$ y una tasa de cambio libre. Las tasas preferenciales estaban destinadas a las importaciones calificadas como esenciales y al servicio de deuda externa, mientras que la tasa libre se estableció para el resto de las transacciones de la economía. Desde 1983 los gobiernos en Venezuela han utilizado esquemas de control y devaluaciones del bolívar como el camino fácil para la generación de mayores ingresos fiscales, para tratar de resolver desequilibrios de las variables macroeconómicas generadas por los propios gobiernos con políticas públicas erradas e irresponsables desde el punto de vista fiscal y monetario. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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