Por Alberto Barrera Tyszka / The New York Times en español
La polarización ha terminado por destruir la credibilidad en los políticos. Los problemas más profundos de América Latina no pueden simplificarse: antes de que nos devore el caos, es urgente reinventar la política. La toma de poder por asalto, en cualquiera de sus variantes, parece estar cada vez más presente en las noticias. Golpes y contragolpes, reales o imaginarios, fácticos o tan solo denunciados, empiezan a tener una puntual frecuencia en el continente. Bolivia es el ejemplo más reciente y, de nuevo, nos ofrece una señal sobre el fracaso de la política en América Latina. Finalmente, la polarización, que tan rentable fue en algunos momentos, ha terminado por destruir la credibilidad en la política y en los políticos. No importa la ideología o el color de su partido, su sentido del humor o su cursilería. Lo que está en crisis es su sentido mismo, su función. Los ciudadanos hemos comenzado a pensar que la política y los políticos ya no sirven para dirimir nuestras diferencias, para resolver los problemas fundamentales de la vida en común. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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