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miércoles, 7 de junio de 2017

Los últimos Runrunes de Bocaranda


Nelson Bocaranda Sardi / Runrun.es

ALTO. SANGUINO = SHAKIRA: Ciego, sordo y mudo es este pobre de espíritu que vaga por las instalaciones del instituto emisor con su librito en el bolsillo titulado “Para qué sirve el BCV”. Tanto el cómo el ministro Ramón Lobo son el hazmerreír de técnicos y economistas cada vez que abren la boca para dar “instrucciones” recitadas de memoria. La venta que hizo el Banco Central de Venezuela de los bonos de PDVSA con una pérdida del 69% de su valor ha resultado ser uno de los escándalos financieros más globales en que se haya visto involucrado nuestro país. Los centros bursátiles y los medios informativos más relevantes del mundo se han hecho eco de la transacción. En ella aparecen una súper grande liga de rango mundial como lo es la agencia Goldman Sachs y puntuales desconocidos y oscuros intermediarios. La pérdida patrimonial es cuantiosa, aspecto que coloca la operación en el perfil de corrupción e ignorancia conque el régimen cubano – chavista – madurista ha conducido nuestro país durante 17 años. Tan opaco es todo que el propio señor Ricardo Sanguino, a la sazón presidente del Banco Central de Venezuela, responsable administrativo de la operación, militante clave del PSUV, enchufado rojo rojito a cuanto fracaso financiero se le pueda achacar a este régimen (incluyendo todos los millardos de dólares aprobados sin soporte como créditos adicionales), no ha dicho esta palabra es mía. No ha dado una declaración, menos aún ha explicado a periodistas y medios especializados lo que fue su decisión (claro, no fue suya dirá Usted amigo lector)). Los intereses de Venezuela -la única que de verdad ha perdido millones de dólares con esta transacción- quedan en la opacidad más descarada. Sanguino le resbala la obligación que tiene como presidente del BCV de explicar y justificar ante la opinión pública, ante expertos o ante la Asamblea Nacional lo que le ordenaran que hiciera y que, en efecto, terminó haciendo. Un experto nos señala tres cosas: uno, Sanguino no tiene la preparación ni los conocimientos para concebir una operación de esa magnitud y que la República salga favorecida, mucho menos para conducir un banco central del país que sea. Dos, recordemos que la trazabilidad de las comisiones que se generan en este tipo de transacciones son imborrables y más temprano que tarde desde Nueva York, Londres, Andorra o una modesta isla del Mar Caribe sabremos quienes son los que una vez más han esquilmado los bolsillos de los venezolanos. Y, tres, alerta roja, el mismo Sanguino tiene en bóveda otros papeles por cerca de 6.000 millones de dólares que ni él ni su antecesor Nelson Merentes han podido desmaterializar, es decir, colocarlos transparentemente en los mercados internacionales para que terceros los puedan adquirir. Parece que nadie se ha atrevido a asumir ese compromiso de grandes comisiones. En pocas palabras, en nombre de la revolución Socialista Siglo XXI y en memoria del Eterno Galáctico estos herederos de pacotilla se sienten autorizados a seguir desangrando con impunidad eterna a Venezuela. Por cierto, que sobre el tema se comenta que la operación que llegó a Goldman Sachs comenzó en Londres a través de Dinosaur Group cuyo presidente Glenn Grossman se negó a hablar de la misma cuando el Wall Street Journal lo increpó. La traza llega a Commonwealth Securities antes de avanzar al grupo londinense arriba mencionado. Los hilos de los contactos con este grupo habrían comenzado desde que Nelson Merentes presidía el BCV a través de uno de sus compinches financieros internacionales de hace muchos años. Si bien es cierto que “el capital no tiene corazón” también recuerdo aquella frase de Juan José Delpino, entonces presidente de la desaparecida CTV, señalando “se puede ocultar la mano que roba, pero no la que gasta”. Las redes sociales tienen amplios testimonios gráficos de la ostentación asquerosa que desde aviones y propiedades milmillonarias hasta vacaciones, fiestas y operaciones de pechos orgullosamente muestran los que se hicieron de millones de dólares y euros sin el sudor de su frente. De limpios de solemnidad -o “pata en el suelo” como el mismo Chávez tildó a Arné Chacón en una cadena- a potentados globales. Por eso se aferran al bochornoso pero muy productivo poder … CLIC AQUI para seguir leyendo...


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