Claudio Nazoa / El Nacional
Es difícil escribirle una carta a quien no tengo el gusto de conocer en persona, pero por ser usted un hombre público, lo conozco muchísimo. Doctor Escarrá, usted llama la atención aunque no hable. Es un hombre elegante, inteligente y bien vestido. Tiene un cabello perfectamente engominado y mejor peinado que el de Superman. Nunca lo he olido, pero imagino que debe oler a colonia Jean Marie Farina. Su pañuelo, en impecable armonía con la corbata, parece dibujado en el bolsillo de la solapa de su paltó. Y sus zapatos, doctor Escarrá, brillan misteriosamente a pesar del barro, del agua o del polvo. Daría mi vida por tener unos zapatos tan pulidos en medio de tanta pesadumbre. Señor doctor, no sé el porqué le escribo, sin embargo, con todo respeto, quiero que me explique, ¿cómo es posible que un gentleman como usted, con su elegante porte, exquisitos modales y sabiduría, se enlode ayudando a preparar el barro putrefacto en el que nos hundimos los venezolanos? CLIC AQUI para seguir leyendo...
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