Los ven con sus maletas bajo el sol dando vueltas por el único bulevar de Aruba, un país de un poco más de 100.000 habitantes. Hacen cola en los cajeros y también venden cerveza en las playas. Son los venezolanos que viajan a “raspar el cupo” autorizado por Cencoex.
TIBISAY ROMERO / EL NACIONAL
La multiplicación de una práctica vieja, que no se ha frenado pese a los intentos del gobierno por controlarla, comienza a generar problemas en la isla. El Parlamento arubeño discute el tema, el primer ministro tomará medidas. La fluida relación de vecinos, separados por una franja de mar de apenas 25 kilómetros, comienza a oler mal. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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