ELIDES J. ROJAS L. | EL UNIVERSAL
Ya había algo malo dando vueltas por ahí cuando apareció Chávez y su grupo a tirar la intentona de golpe en 1992. Después vino otra plomazón también fracasada. Fue otra gente, pero al final es la misma raíz. Los mismos movimientos. Pero, paradójicamente, una gran mayoría el país aplaudió y respaldó los golpes dando una primera señal de distorsión, de algo torcido, de mala vista. Más adelante se instaló la rabia a la tradición, empujada por los golpistas, y el antipartidismo y la antipolítica invadieron los hemisferios cerebrales de la población. Estaba comenzando, sin que muchos lo supieran, el desmadre social, de valores y de respeto institucional. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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