FRANCISCO OLIVARES | EL UNIVERSAL
Una niña tiene su mirada puesta en los ojos de otro niño más pequeño. Los separa una barrera de alambre púa sostenida por barrotes metálicos de tonos amarillo y negro. A juzgar por el parecido en la fisonomía de ambos deben ser hermanos y el gesto en sus rostros denota incertidumbre y algo de resignación. La barrera los ha separado de su casa, de su hábitat, de sus países. La gráfica ha dado la vuelta al mundo. Ésta y otras imágenes, videos y testimonios de gente, con los trastos a cuestas, atravesando el río que separa a Venezuela y Colombia en San Antonio del Táchira, pone al descubierto una verdad que no hay manera de maquillar y mucho menos ocultar, y es el drama social y económico que se extiende en todo el territorio venezolano. Drama alimentado por medidas irracionales y toda suerte de controles que intentan conducir la vida económica y social. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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