Por Ángel Alayón | Prodavinci
Una mujer sin brazos no pudo comprar cuatro compotas. El sistema biométrico es un obstáculo insalvable para quien no tiene dedos. Así fracasa la planificación central: en actos pequeños que revelan la imposibilidad que tiene la burocracia de anticipar las complejidades de la realidad. Es una burocracia que asume en su discurso la ilusión de control, mientras los precios aumentan y dominan nuestras conversaciones cotidianas. Y, en un intento de destacar, cada quien lleva su cuento a la mesa sobre el encarecimiento de las cosas y lo difícil de conseguirlas. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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