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domingo, 7 de junio de 2015

Su desigualdad es distinta a la mía. Por Moisés Naím


Moisés Naím / @moisesnaim / El Nacional

Los Estados Unidos no sólo exporta iPhones, comida chatarra y películas de Hollywood. También suele irradiar sus ansiedades al resto del mundo. Y últimamente, en Estados Unidos hay una gran ansiedad por el aumento de la desigualdad económica. Esto ha estimulado vigorosos debates tanto acerca de las causas de la mayor desigualdad como sobre lo que se debe hacer al respecto. Según una reciente encuesta del New York Times y CBS, 60% de los estadounidenses opinan que su gobierno debería hacer más para reducir la brecha entre ricos y pobres. El enorme éxito del libro del economista francés Thomas Piketty, El Capital en el Siglo 21, publicado en 2013, refleja el apetito que hay por entender mejor la desigualdad económica. Y esta ansiedad ha sido exportada con gran éxito. No pasa una semana sin que aparezcan nuevos estudios, libros y artículos de prensa o programas de televisión sobre el tema. Tan solo en estos días, por ejemplo, la OCDE, el club de países más industrializados, presentó un informe sobre la desigualdad y Anthony Atkinson, un respetado economista inglés, público un libro titulado Desigualdad: ¿Qué se puede hacer? Atkinson, quien desde 1966 se ha dedicado a estudiar el tema, comienza afirmando que, al fin, la desigualdad llegó al primer plano del debate político. Este bienvenido debate ha hecho que países que siempre han sufrido de una gran desigualdad pero pocas veces la han discutido a fondo estén teniendo intensos debates públicos y políticos acerca de qué hacer para atacarla. CLIC AQUI para seguir leyendo...


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