Thays Peñalver / El Nacional
“La periodista Colomina se convirtió entonces en un símbolo de resistencia ante el poder gubernamental”, se lee en el informe de Human Rights Watch, para desgracia de muchos. En 2003 y luego de insistentes llamadas amenazándola de muerte: “Uno de los ocho hombres que portaban armas de guerra (distribuidos en dos vehículos) lanzó una bomba Molotov (elaborada con un botellón de vidrio de los que se utilizan en las oficinas) que estalló en el vidrio delantero del vehículo en el que viajaba Colomina, el cual se astilló y no se fracturó porque estaba protegido con capa antimotines”. Marta, con el espíritu de lucha que la ha caracterizado nunca se amilanó, el Estado venezolano fue obligado a protegerla y la respuesta de quienes no creen en la libertad de expresión no se hizo esperar: sus dos escoltas resultaron heridos de bala tanto en la cabeza como en el rostro, luego de que cuatro sujetos armados ingresaran en horas de la noche al edificio donde se encontraban y les dispararan directamente. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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