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sábado, 28 de febrero de 2015

Un país sin estudiantes. por José Domingo Blanco (Mingo)


José Domingo Blanco (Mingo) / EL NACIONAL

Kluivert no se graduará de bachiller. No lo dejaron. Le arrebataron ese y otros sueños de un balazo. Su derecho de vivir quedó tendido en el pavimento, en medio de un charco de sangre y el desespero de quienes intentaron auxiliarlo. A Kluivert le truncaron las muchachadas, las travesuras, las risas. No le dieron la oportunidad de crecer. Jamás podrá recorrer los pasillos de una universidad, ni unirse de verdad a la protesta de una causa que considerara justa. No asistirá más nunca a sus reuniones de boy scouts, ni jugará béisbol o fútbol o videojuegos o la que pudiera haber sido la distracción de su preferencia. Kluivert salió del anonimato para llenarnos a todos de dolor y lágrimas. ¡Y esa no tuvo que ser la historia con la que debimos conocerlo! Ese no debió ser su final, ni ser esa su última foto escolar: luciendo la camisa azul del liceo manchada de sangre y su morral, todavía en la espalda, repleto de tareas inconclusas. CLIC AQUI para seguir leyendo...


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