OSCAR ARNAL | EL UNIVERSAL
Las contradicciones políticas socavan la democracia. Que necesita mínimos consensos en función del bien común. Cuando el sector gobernante atropella el Estado de Derecho y a la oposición democrática, activa el derecho a la rebelión consagrado en el artículo 350 y en el 333 de la Constitución. En Venezuela no hacen falta ni siquiera buenas excusas para insurgir. Una, entre muchas pruebas, la tenemos en el derrocamiento de Don Rómulo Gallegos. No les importó a los golpistas que se tratara de uno de los escritores más prestigiosos de América Latina, maestro de juventudes, electo con una votación impresionante, y uno de los fundadores del partido más relevante de entonces. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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