Uno se harta de ver cómo los oficios tradicionales han sido suplantados por el bachaqueo, el marañeo, el rebusque ocasional, la compra irregular en los mercados y casas comerciales
Por Ernesto Garcia Mac-Gregor / La Verdad
La alocución del rey Jorge VI donde anunciaba la entrada de Inglaterra en la II Guerra Mundial duró siete minutos, y eso que el soberano era tartamudo. El discurso del presidente Roosevelt a raíz del ataque a Pearl Harbor donde le declaraba la guerra al Japón se llevó a cabo en seis minutos. Ambos hechos trascendentales y de importancia excepcional que sin embargo, fueron expuestos en corto tiempo, porque como diría Gracián “Lo bueno, si breve, dos veces bueno” y es que lo extenso de la verborrea es inversamente proporcional a su significancia. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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