DÁMASO JIMÉNEZ | EL UNIVERSAL
Manuel Reverol tiene 17 años y sus padres tienen temor de que participe en una marcha. Cuando sale a la calle debe esconderse cada vez que ve una patrulla o hay efectivos acordonando la zona donde vive porque a varios amigos ya los han detenido como si fueran delincuentes. Realmente no tiene idea de qué se les acusa, son muchachos en bluyines y franelitas que salen sin reloj y que deben esconderse el celular para intentar salvarlo del próximo atraco. Cuando sale con su morral a cuestas debe caminar rápido y pasar desapercibido como un fugitivo, pero en estos días al bajarse de un bus que se negó a seguir su ruta por las innumerables barricadas de la ciudad, fue abordado por efectivos de la PRB y la GNB. Le preguntaron que hacía y respondió que era estudiante, lo que activó las alarmas entre los uniformados. Inmediatamente le pidieron su opinión sobre el país y respondió desde su propia visión de ciudadano adolescente: "Estamos j...". Bastó y sobró para que se lo llevaran como un terrorista y revisaran su laptop, su ropa y el celular. Lo interrogaron y lo trataron como vago y maleante por más de tres horas y le exigieron conexiones con grupos armados y guarimberos. Los familiares llegaron hasta el lugar de detención para rogar de rodillas que lo devolvieran. Salió sin querer hablar una palabra más de lo que ocurre en el país pero es inevitable pensar en eso. No le entregaron ni su celular ni la laptop donde tiene todos sus trabajos de la universidad. Sin embargo su familia dio gracias a Dios porque no lo golpearon. Lea el Artículo Completo AQUI ...
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