DÁMASO JIMÉNEZ | EL UNIVERSAL
La mentira y el escatológico lenguaje de policía de burdel del diputado Pedro Carreño, no podrá tapar nunca las 120.000 toneladas de alimentos descompuestos de Pdval que enriquecieron con buenas tajadas millonarias, a una mafia de altos funcionarios del gobierno revolucionario que importaron comida con dólares preferenciales, o la vinculación de medio gabinete presidencial y 15 generales que llevaban negocios con el ahora convicto Walid Makled en contrabando de armas para la guerrilla colombiana y tráfico de estupefacientes. Ninguna homofobia a gritos podría hacer olvidar a los trabajadores petroleros los 540 millones de dólares sustraídos del fondo de pensiones de Pdvsa por Francisco Illaramendi, un funcionario de confianza en el manejo de los movimientos bancarios del ministro Ramírez, o hacer olvidar el maletinazo de los 800 mil dólares para la campaña electoral de doña Cristina, o los casos documentados y entregados -pero engavetados- por la Fiscalía, en contra de los dirigentes del PSUV, Luis Felipe Acosta Carlez, Diosdado Cabello, Ronald Blanco La Cruz, Gian Carlo Di Martino, José Vicente Rangel Ávalos y Juan Barreto, que suman más de 711 millones de dólares.
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