JOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO) | EL UNIVERSAL
¡Qué broma! Al difunto presidente no lo dejan descansar en paz. Lo obligan a aparecer en cuanto acto gubernamental se organiza. Hace poco fue en el circo que montaron por la conmemoración de la Batalla de Carabobo. Han llegado al extremo de que su firma aparece estampada en los edificios que construye la Misión Vivienda. Lo invocan a cada rato. Sus fotos, luciendo la banda presidencial, siguen decorando los despachos públicos, supongo que para dar la impresión de que quien gobierna es él. Transmiten sus alocuciones en los canales del Estado como si aún estuviera en el mundo de los mortales. Lo "resucitan" a como dé lugar, quizá en el desespero por hacer que su legado se perpetúe y su espectro sea el que imparta órdenes, a través de Nicolás, quien a todas estas funge de algo así como un médium. Quieren volverlo (a la fuerza) en el ser mítico que ya les mencioné una vez en un artículo anterior. Por eso, no me asombra que ayer, a propósito del Día Nacional del Periodista, Chávez, el difunto, recibiera un premio especial por su trayectoria Ver Artículo Completo ...